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'¡Floreció la quila!': La memoria oral mapuche que anuncia 'ratadas' y catástrofes

 


No hay una periodicidad clara respecto del florecimiento de esta especie de bambú endémico, fenómeno que puede tardar incluso décadas. Un estudio de la Revista Austral de Ciencias Sociales indica que desde el siglo XIX ecólogos, botánicos y geógrafos han intentado explicarlo sin mayor suerte.

“Cuando visité este verano mi comunidad, la gente me decía triste florecieron los colihues y las quilas, yo fui a mirar a la montaña y efectivamente, llama la atención, porque cuando florecen generalmente se secan y me acordé lo que decían mis abuelos: el florecimiento de la quila no trae buenos augurios, eso nos enseñaron a través de la tradición oral”, relata a INTERFERENCIA José Painaqueo Paillán mapuche de la localidad Lago Budi, Región de La Araucanía.

Este también profesor de mapudungun señala que previo al terremoto y maremoto en Valdivia en 1960 floreció la quila en su territorio. “Generalmente florece cada 60 años, mi abuelos me decían que esto era un fenómeno que traía cosas bastantes negativas y a mí me llamaba la atención porque decía si florece algo, ¿por qué debe ser así? Porque el florecimiento de otras plantas se asocia con algo hermoso y alegre”.

“La especie chusquea quila se caracteriza por su rápido crecimiento, vigorosidad y adaptación a un clima más húmedo. Un aspecto que permite su diferenciación de los otros bambúes".

La quila (chusquea quila), pariente del bambú, es una planta provista de cañas ramificadas que nacen del suelo en forma oblicua, que puede alcanzar hasta 10 metros de altura con culmos (tramos) de hasta 2 metros de diámetro. “Las flores se agrupan en panículas, inflorescencias [un tipo de racimo] de 15 centímetros de longitud. Florecen después de un cierto número de años, después de la floración y fructificación las matas se secan”, indica el sitio Chile Bosque.

“La especie chusquea quila se caracteriza por su rápido crecimiento, vigorosidad y adaptación a un clima más húmedo. Un aspecto que permite su diferenciación de los otros bambúes, es su tendencia a ramificarse en forma múltiple y poseer un rizoma [tallo subterráneo] denso, de modo que los tallos crecen muy aglomerados [...] Una de las características singulares de muchas especies este género es el fenómeno de floración y muerte sincrónica, que ocurre a una población luego de largos períodos vegetativos”, indica el Estudio del efecto de tratamientos pregerminativos en condiciones de laboratorio e invernadero en la bambúcea chusquea quila de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Austral.

El misterio del periodo de la floración

Según indica el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia, la quila florece cada quince años aproximadamente y muere junto con la flor. 

“Florece y muere al mismo tiempo que las otras quilas de su misma línea hereditaria, lo cual produce una gran disponibilidad de semillas que atrae a miles de roedores granívoros que se acercan a comerlas; cuando se acaba, los ratones se van masivamente a poblados cercanos, lo que se conoce como ratadas. La última ratada que ocurrió en la región de Aysén fue el año 2011, ocasión en la cual se activaron alarmas sanitarias en tres comunas debido al riesgo para la salud humana que significó este fenómeno”, se lee del estudio.

Desde el siglo XIX, ecólogos, botánicos, geógrafos, han intentado dar respuesta a la periodicidad de ocurrencia de cada ciclo, pero aún no existen consensos sobre ello.

Sin embargo, las investigación Memoria y saber cotidiano. El florecimiento de la “quila” en el sur de Chile: De pericotes, ruinas y remedios de la Revista Austral de Ciencias Sociales (2006), el cual da cuenta de las diversas relaciones que ha tenido la especie con la población rural e indígena del sur en Chile, incluyendo fenómenos asociados como los períodos de floración, las ratadas, conocimiento, usos y representaciones simbólicas, sostiene que el conocimiento acumulado “no ha sido capaz de resolver una de las mayores interrogantes que el comportamiento de la especie conlleva: los períodos de floración”.

“Desde el siglo XIX, ecólogos, botánicos, geógrafos, entre otros, han intentado dar respuesta a este fenómeno, arribando -la mayoría- a teorías y propuestas contradictorias. No existen consensos en la literatura sobre la periodicidad de ocurrencia de cada ciclo y se ha estimado arbitrariamente que el fenómeno de floración y muerte sincrónica de [chusquea] quila ocurre después de 10 a 30 años de crecimiento vegetativo”, añade la publicación.

Los autores Yanko González Cangas y Mauro González, quienes utilizaron registros históricos desde el siglo XVI y fuentes orales de once localidades de la región de Los Lagos para su indagación, explican que desde el punto de vista sociocultural, algunos investigadores han advertido la importancia de la chusquea quila en la economía campesina, “ya sea por su valor complementario en el forraje invernal para el ganado bovino o porque para algunas economías se convertían en un ‘estorbo’ para las labores silvícolas. Junto a ello, la especie ha sido tradicionalmente destacada, tanto por su utilización en la construcción de viviendas de la población mestiza e indígena mapuche-huilliche, como para la manufactura de muebles ligeros”.

Malos augurios

Respecto a la creencia de la floración, el estudio sostiene que “tanto la propia floración como la mayoría de los fenómenos asociados a ella, habían sido plasmados -en la literatura producida sobre el tema- como una relación “conflictual” entre la especie y los seres humanos, que convierte la floración de la quila en un evento “negativo”, cristalizándose al interior del mundo rural la percepción de un “mal año” o un “año de ruina”.

“Me decían que cuando floreciera la quila teníamos que tener cuidado, que debíamos seguir observando la naturaleza, porque algo se venía, enfermedades, catástrofes naturales, hambre, dice el lonko Sebastian Collonao.

Idea con la que coincide Sebastian Collonao Marilao (40 años) de Temulemu, Traiguén y lonko del lof de Lo Prado, quien al comienzo de la conversación se mostró reticente de compartir su conocimiento ancestral, ya que es una memoria indígena heredada por la "gente antigua", dice. El lonko recuerda lo que le enseñaba su abuelo y una machi (sanadora y autoridad ancestral mapuche).

“Siempre me decían que cuando floreciera la quila teníamos que tener cuidado, que debíamos seguir observando la naturaleza, porque algo se venía, enfermedades, catástrofes naturales, hambre, es un aviso tremendo el que trae”, dice el lonko Collonao.

Además, relata que en Temulemu el año pasado “muchos peñis (hermanos) me decían que estaban floreciendo”.

Respecto a cómo afrontan culturalmente este conocimiento, indica que “como pueblo-nación mapuche tenemos que seguir levantándonos temprano, en el amanecer para hacer rogativas, porque es el conocimiento que nos heredó nuestra gente antigua. En nuestro territorio observaron un florecimiento hace cuarenta años atrás, juntaron a la comunidad e hicieron nguillatun -ceremonia tradicional mapuche para agradecer y pedir- para enfrentar esto, para que ojalá no lleguen tantas dificultades.

Mientras que José Painaqueo Paillán de la localidad Lago Budi, concluye que en la Isla Huapi con el florecimiento de la quila son “coincidentes las opiniones que hay que cuidarse para eventuales enfermedades, catástrofes, fenómenos naturales, escasez de alimentos, contraproducentes al küme mogen (buen vivir), hay que estar siempre haciendo nguillatun porque esto se puede entender como una advertencia o castigo de lo que estamos haciendo mal frente a la naturaleza, eso es lo uno escuchó de los más antiguos, relatos orales de los ancestros”.

https://interferencia.cl/articulos/florecio-la-quila-la-memoria-oral-mapuche-que-anuncia-ratadas-y-catastrofes?fbclid=IwAR3B3MGwP6adhUzs8_R_oAadS5TOG-w2S-36D7yF0cb3rq3OxklKbVK7OwQ


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